(Publicado el 10/1/2018)
Las artes marciales son artes de guerra y como cualquier arte tiene dos vertientes, la partes de estudio (teoría) y la parte práctica (realización); por supuesto debemos tener en cuenta que esto es a nivel individual (personal), dentro del combate – independientemente se trate de uno o varios oponentes-.
Lo habitual es que se transmita la teoría del sistema, esa parte es sencilla y no ocupa tanto tiempo ni lugar, después durante la práctica se debe corregir cada uno de los puntos mal asimilados. Una vez aprendida y asimilada la teoría es el momento del “arte”, que siempre será personal e “intransferible” pues el arte nace de la esencia individual, de la visión personal en la aplicación de la teoría y por supuesto pasa lo mismo con la estrategia, que siendo la misma para todos, su aplicación adecuada y en el momento oportuno será el triunfo y diferencia de unos estrategas/luchadores sobre otros.
La transmisión debe ser predominantemente personal, aunque la teoría general puede ser transmitida en bloque.
En la mayoría de artes marciales (sin tener en cuenta su origen –chino, coreano, japonés, etc…) la transmisión ha sido fundamentalmente práctica y las correcciones eran “empíricas”. Desde mi punto de vista intelectual (predominantemente occidental) considero importantísima la explicación/asimilación de conceptos físicos básicos (centro de masas, fuerza, velocidad, etc…); ya que recordemos que cada combatiente es un elemento en movimiento y el control sobre estos puntos nos permitirán el aprovechamiento de las teorías técnico-tácticas.